A quién no se le ha pegado alguna vez la comida en la olla? Bastante tienes con la rabia que da tener que volver a hacer otra cosa para comer, cómo para pelearte con los restos churruscados en el fondo de las cacerolas.
Tengo que decir que mi bautismo con esto de las ollas pegadas acabó con mi casa llena de bomberos y todos los vecinos en la escalera...pero eso es otra historia. El caso es que, hasta en aquella ocasión, salvé la olla y la pude seguir usando hasta que cambié la batería de cocina porque me puse la vitrocerámica.
Así que os daréis cuenta de que el truco realmente funciona.
Simplemente, retira todos los restos de comida que puedas (no hace falta estar rascando). Pon lejía hasta el nivel donde se encuentre lo quemado y pónlo a hervir. Después de unos minutos verás como se ha ido despegando la comida carbonizada y lo negruzco va desapareciendo. Luego, retiras la lejía (cuidado con ella, porque para la lejía en la ropa aún no he encontrado ningún truco) y, entonces, toca fregar la olla normalmente.
Espero que os haya servido.
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