Bizcocho de Limón

   

  Un bizcocho, o bollo, de limón. Está requetebuenísimo y es apto para intolerantes a la lactosa. La textura me recuerda a esos bollos que se hacen con yogur cremoso y queda un dulce suave al paladar, sedoso... si os gustan los dulces con sabor a limón, os conquistará. No es un sabor excesivo, pero está presente y se identifica perfectamente.

   Además, no es nada complicado. Ya lo he hecho varias veces y, seguro, que sigue habiendo alguna más. Aunque, esto de ir probando recetas hace que algunas no se repitan mucho; no porque no gusten, si no porque no da tiempo a repetir tantas recetas y mi báscula tampoco lo resistiría :)

   El limón que he usado es ecológico. El precio de estos productos suele ser elevado pero, teniendo en cuenta que sólo he utilizado uno grande, tampoco es tan exagerada la cosa (si son pequeños, habría que poner un par).

Ingredientes:

• Un limón (tanto el zumo como la corteza rallada -evitando la parte blanca-)
• 250 g de azúcar 
• 3 huevos
• 100 ml de aceite suave (yo he puesto de girasol)
• 200 ml de "nata vegetal", que se puede sustituir por nata de cocinar normal
• 300 g de harina 
• 1 sobre de levadura química (tipo Royal)
• Una pizca de sal (lo que nos cabe entre las puntas de los dedos, o una puntita de cuchara de café)

Preparación:

   Precalentamos el horno a 180º

   Mezclamos la harina con la sal y la levadura. La reservamos.

   Batimos el azúcar con el zumo de limón y la ralladura, hasta que veamos que el azúcar está casi disuelta (yo lo hago con las varillas eléctricas, a falta de que algún alma caritativa se apiade de mí y me regale un robot de cocina, de esos que montan, amasan, hacen helados... tengo que ir haciendo camino para cuando escriba la carta a los Reyes Majos :D)

   Añadimos los huevos y seguimos batiendo (lo suelo hacer de uno en uno).

   Agregamos la nata vegetal y, cuando se haya incorporado a la mezcla, vamos añadiendo el aceite (como si estuviéramos haciendo una mayonesa, a chorrito, no de golpe).

   Ahora vamos a incorporar a la mezcla la harina. Lo hacemos en tres veces, si es posible, tamizándola (si no tenemos tamiz, un simple colador hará prácticamente el mismo papel).

   Engrasamos un molde con aceite o mantequilla, y vertemos la mezcla. La dejamos reposar un par de minutos.

   Horneamos a 180º, 35 minutos... en mi horno, ya sabéis que no todos funcionan igual.

   Dejamos enfriar un poco y desmoldamos sobre una rejilla.

   *Cuando se haya enfriado, podemos bañarlo con una glasa hecha con dos cucharadas de zumo de limón y azúcar glass. Luego, cuando la haya absorbido, espolvoreamos con más azúcar glass. (No recuerdo quién me enseño que, si el pastel está caliente, la glasa ha de estar fría y, al contrario, si el pastel está frío, la glasa la debemos poner caliente #ahílodejo)

¡Espero que os guste!