10 de marzo de 2011

Pollo con salsa de paté

     ¡ El pollo, ese gran aliado !  Y es tan socorrido...cuando no sabes qué hacer, sacas pollo y al horno, con poco más tienes la comida lista. Además de que es una carne que gusta a casi todo el mundo (bueno, a mi madre no, porque ella jamás ha probado el pollo, ¡no sabe lo que se pierde!).
     En este caso, para hacerla un poco diferente, le he hecho una salsa de paté. Yo la hice con pechugas pero, la puedes hacer con cualquier otra parte del pollo, o con otra carne, como el lomo de cerdo, quedará jugosa y con un agradable sabor a paté.




     Ingredientes

  • 2 pechugas de pollo, abiertas en dos mitades
  • 1 cebolla mediana
  • Un par de cucharadas de paté
  • 1 taza (de café) de Oporto, o de vino blanco
  • 1 vaso de caldo de pollo
  • 2 patatas grandes
  • Zumo de limón, hierbas provenzales, sal, pimienta y aceite de oliva.

     Salpimentamos las pechugas, las espolvoreamos con las hierbas provenzales y las rociamos de zumo de limón. Las dejamos así unos 15 o 20 minutos.
     Troceamos, no muy fina, la cebolla y la sofreímos con aceite de oliva a fuego lento, sin que se llegue a dorar. Cuando esté lista, le añadimos el paté y removemos, después echamos el vaso de vino y dejamos hervir un poco, para que se evapore el alcohol. Después añadimos el vaso de caldo de pollo y, cuando rompa a hervir, lo bajamos a fuego lento y lo dejamos así para que reduzca un poco.
     Pelamos las patatas y las partimos en trozos grandes (yo puse tres trozos de patata por ración) y las salpimentamos.  En una sartén echamos aceite de oliva y, cuando esté caliente, ponemos las patatas y las dejamos dorar. Retiramos.
     Escurrimos los filetes de pechuga. En una asadora, o sartén (lo que tengamos a mano), bien caliente, los ponemos a asar. Sólo vuelta y vuelta, que se doren, pero sin hacerse por dentro.
     Incorporamos las pechugas y las patatas a la olla baja, o sartén, donde tenemos la salsa. Dejamos que se siga haciendo todo junto para que tome el sabor de la salsa. De vez en cuando, les damos la vuelta con cuidado, así como a las patatas, para que tomen el gusto de la salsa.
     Para saber hasta cuándo dejarlo, yo pinchaba las patatas y, en cuanto estuvieron hechas, lo retiré del fuego.

     Si se te ha quedado la salsa algo ligera, puedes diluir una cucharadita de maizena en medio vasito (de los de café) de agua o vino y lo incorporas a la salsa. Al hervir, ésta espesará.

  

2 comentarios :

  1. Teneis que probarlo, Carlos no come pan casi, y con este plato se comió media barra.

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  2. PUES YA SABES, ME INVITAS UN DIA A COMER Y LO PRUEBO... JAJJAJAJAJJA

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